Los grados Kelvin (K) son una unidad de medida utilizada para determinar la temperatura de color de una fuente de luz. Esta escalada indica si una luz tiene un tono más cálido o más frío. En el ámbito de la iluminación, los grados Kelvin son cruciales para seleccionar la luz adecuada para cada espacio, ya que afecta tanto al ambiente visual como al bienestar general.
La escala Kelvin comienza en 0 K (el cero absoluto, donde las partículas cesan de moverse) y llega hasta millas de grados. Para fines prácticos en iluminación, se utilizan rangos de 1.000 a 10.000 K, dependiendo de la intensidad y el tono deseado. A medida que aumentan los grados Kelvin, la luz se vuelve más fría, es decir, pasa de un tono amarillo cálido a un tono azul más frío.
¿Cómo se relacionan los grados kelvin con la iluminación?
Los grados Kelvin no solo indican la "temperatura" de la luz, sino que también influyen en cómo percibimos los colores en un ambiente. Así, una luz con menos grados Kelvin tendrá un tono cálido (más amarillo) y es ideal para espacios de descanso. Por el contrario, una luz con más grados Kelvin ofrece un tono frío (más blanco o azulado), que es perfecto para zonas de trabajo, donde se necesita mayor concentración.
¿Cuáles son los grados kelvin recomendados para cada estancia?
Elegir la temperatura de color adecuada según los grados Kelvin es fundamental para crear ambientes confortables y funcionales. Aquí te explicamos qué temperaturas son ideales para cada tipo de estancia:
1. Salones y dormitorios
Para zonas donde se busca un ambiente relajante, como salones y dormitorios, es recomendable optar por luces con una temperatura de color entre 2.700 K y 3.000 K. Esta gama de grados Kelvin emite una luz cálida (similar a la luz de una bombilla incandescente), que ayuda a crear una atmósfera acogedora y tranquila.
Recomendación de producto: La Luminaria Icono Dicroica Compacta 83265 CCT, con selector de temperatura de color (CCT) que permite elegir entre 2700K, 3000K y 4000K, es perfecta para estos espacios. Su iluminación cálida proporciona el toque adecuado para ambientes relajantes en salones y dormitorios.
2. Cocinas y baños
En zonas donde sea necesario ver con claridad, como cocinas y baños, se prefieren temperaturas de color entre 3.500 K y 4.000 K. Estas luces son más neutrales y permiten una visión más detallada, sin ser demasiado frías ni demasiado cálidas.
Recomendación de producto: El Downlight Moka, con selector de temperatura de color 3000K-4000K-6000K, es una excelente opción para cocinas y baños. Su iluminación uniforme y la posibilidad de ajustar la temperatura de color garantizan una visibilidad óptima en estos espacios.
3. Oficinas y espacios de trabajo
Para los espacios de trabajo u oficinas, donde la concentración es clave, lo mejor es optar por temperaturas de color más altas, entre 4.000 K y 6.500 K. Estas luces proporcionan una luz fría (más blanca o azul), que favorece la alerta mental y la productividad.
Recomendación de producto: Los paneles Vian son perfectos para oficinas y espacios de trabajo. Gracias a su capacidad para cambiar la temperatura de color hasta 4000K proporciona una luz fría que ayuda a mantener la concentración y reducir la fatiga visual.
4. Áreas exteriores y jardines
En exteriores, es común usar luces de entre 3.000 K y 5.000 K, ya que proporcionan una luz neutra a fría que se adapta bien tanto para jardines como para iluminación de caminos o fachadas, asegurando una visibilidad adecuada sin crear ambientes demasiado intensos.
Recomendación de producto: Si buscas una opción versátil para exteriores, Zoe es una excelente alternativa, ya que su diseño permite una instalación en superficie y ajusta la temperatura de color entre 3000K y 6000K, ideal para iluminar espacios exteriores de forma eficiente y decorativo.
¿Por qué debemos tener en cuenta los grados kelvin en iluminación?
Elegir correctamente la escala Kelvin adecuados no solo influye en la estética de un espacio, sino que también tiene un impacto directo sobre nuestra salud y bienestar. A continuación, te explicamos las razones por las que deberíamos tener en cuenta los grados Kelvin al seleccionar la iluminación para nuestros espacios:
1. Impacto en el estado de ánimo
La luz cálida (baja en grados Kelvin) tiene un efecto relajante, mientras que la luz fría (alta en grados Kelvin) tiende a mantenernos más alertas. Al seleccionar los grados adecuados para cada espacio, podemos mejorar el estado de ánimo general y ayudar a que cada actividad se realice de forma más eficiente.
2. Mejorar la productividad
En oficinas y espacios de trabajo, el uso de luces con temperaturas de color más altas ayuda a mantener la mente activa y mejorar la concentración. Las luces frías con grados Kelvin superiores a 4.000 K simulan la luz natural del día, lo que favorece la productividad y reduce la sensación de fatiga visual.
3. Optimizar el descanso
Por otro lado, en zonas de descanso como dormitorios o salones, elija luces cálidas con menos grados Kelvin favorece la relajación y prepara el cuerpo para el sueño. La iluminación cálida ayuda a regular la producción de melatonina, la hormona responsable del sueño, asegurando un descanso de mejor calidad.
4. Eficiencia Energética
Los LED son una opción popular en iluminación por su bajo consumo energético y larga durabilidad. Dependiendo de la escala Kelvin que elijas, puedes optimizar el uso de la luz artificial en función de las necesidades de cada espacio, manteniendo un ambiente eficiente y sostenible.
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